lunes, 10 de noviembre de 2008
José María
La Física es algo que me sorprende, y no digo que me cautive porque mentiría. Una pregunta que, racionalmente, se hace cualquiera es la siguiente: “bueno... y al principio ¿Qué había?...”.
Durante mucho tiempo la Iglesia Católica impuso su inmovilismo. La respuesta “pagana” estuvo vedada y los pensadores expuestos al castigo; no es cuestión de entrar aquí a debate sobre ello.
La respuesta más aproximada y, actualmente, menos controvertida es la de la “Gran Explosión” o “Big Bang”; presupone que al principio, hace unos 15.000 millones de años, todo el Universo estaba concentrado en un volumen de aproximadamente del tamaño de la Luna... perdió la estabilidad y este Pre-universo estalló convirtiéndose en el Universo que conocemos.
Para los espíritus sutiles diré que ello no parece contradecir la existencia de Dios, porque lisa y llanamente, Dios en su infinita omnipotencia puede hacer lo que le venga en gana. Aclarado ésto, sigamos.
Lo que llama mi atención es, primero, el cálculo del tiempo en que ocurrió el Big Bang, pero tiene su explicación científica en el efecto Doppler. La desviación hacia el rojo que se observa en la Galaxias más lejanas así lo verifican.
Pero la pregunta más intrigante que me hago es la siguiente:
Suponiendo que aceptamos la explicación del Big-Bang, ¿Hubo sólo uno?... ¿Por qué no dos?... ¿O diez?... y puestos a especular ¿Por qué no millones... o billones... o trillones?. ¿Podría esto constatarse científicamente, o al estar inmersos en nuestro Universo no nos es factible conocer lo que existe fuera de él?.
La pregunta es bonita: “De acuerdo, existió el Big Bang, pero... ¿Hubo uno sólo?”
Y otra aún más bonita: “ Y... antes del Big Bang... qué”
Vivir para pensar.
CARIS
viernes, 7 de noviembre de 2008
Historia recivida de Jose María
OVNIS
El otro día, cayó en mis manos unos folletos sobre apariciones de Ovnis y me vino a la memoria tres o cuatro relatos de “primera mano” sobre estos interesantes fenómenos.
A continuación los narro de memoria sin, desgraciadamente, poder precisar exactamente las fechas y reservándome los nombres de las personas implicadas.
El primero tuvo lugar en Aznalcázar ( o fue en Aznalcollar?), en la provincia de Sevilla y ocurrió hace... más o menos en la década de los 70. El relato se acerca a la realidad. En primera instancia me fue narrado por el padre del interfecto. Por aquel entonces mi amigo Juan Carlos tenía unos 13 ó 14 años y se hallaban jugando al “esconder” con unos amigos en un chalet separado del pueblo unos 2 ó 3 Km. Juan Carlos, según me confesó, se había escondido en la piscina, a la sazón vacía, para “meterle mano” a una chavala que se había escondido con él. En aquel momento oyeron un ruido o sonido que él lo define como “de agua borboteando” y otras veces “como zumbido de una colmena”; extrañados por el ruido ambos se volvieron y entonces vieron “una especie de nave... como un plato” que despegaba al lado de unos olivos, y después de hacer una especie de zig-zag se elevó y se perdió en el cielo. La tarde estaba cayendo. Todos, mi amigo y la chica y los demás que estaban jugando salieron corriendo tal como estaban hacia el pueblo, pasando por la vera del cementerio. Mi amigo dice que entró en el chalet un momento y cogió un gran cuchillo y que hasta la perra huyó hacia el pueblo, la primera... Llegaron al pueblo y en la primera tasca que vieron, contaron lo ocurrido muy excitados y con voces entrecortadas. Al principio no les creyeron, pero ante tanta insistencia, la Guardia Civil abrió una investigación.
Este es el relato de tan extraño suceso. Primero me lo relató el padre y al cabo de algunos días el hijo. El suceso había ocurrido unos 6 ó 7 años antes de relatármelo.
El segundo relato me lo contó un gran amigo mío al que le doy todo el crédito. Ocurrió hace unos 25 años, más o menos. Ocurrió lo siguiente: yendo mi amigo Juan con su esposa al pueblo de Guadalcanal en la sierra Norte de Sevilla, al llegar, ya anochecido, a la casa de los familiares a la que iban y al llamar a la puerta del chalet, en casi las afueras del pueblo, de pronto se encendió un “foco enorme”, suspendido del cielo, que iluminaba todo de una forma “brillante”. Asustados, llamaron con más bríos e insistencia a la puerta y al abrirse ésta, la “luz” ascendió vertiginosamente y se perdió en el cielo. Mi amigo es digno de crédito y con cierta reticencia me hizo partícipe de este relato extraño.
Otro más es el siguiente. Me lo hizo la esposa de Federico. Su marido había ido a pescar en Puntaumbría, pues ellos tenían una casita más o menos por esa zona. Resulta que estando pescando por la noche ( y no recuerdo bien si en la Ría o en el mar), de pronto empezó a iluminarse el agua cerca de donde estaba pescando y a “como hervir”; Federico quedó sorprendido y en eso un “aparato redondo” surgió del agua, ascendió y se perdió en el cielo: Mi amigo tiró la caña de pescar, salió corriendo y, en su 2 caballos, llegó a su casa muerto de miedo. Al día siguiente se lo contó a su mujer. Y este es el relato que ella me contó. De eso hace unos 30 años.
El último ocurrió en Sevilla, de noche, a las 11,10, el 28 de Diciembre de 1982 y la protagonista fué mi ex-mujer. Los hechos fueron los siguientes: Aquel día, 28 de Diciembre (día de los Santos Inocentes), estuvimos de guardia todo el día en la farmacia que yo tenía en la Av. de la Cruz Roja, nº 14. Cuando terminamos, hicimos caja y decidimos que yo me fuera a casa en el mini con el dinero y ella, con mi hija MªPaz, de tres meses, en su coche. Cuando llegamos a casa me preguntó si había visto “algo raro”. Le dije que no. Y empezó a dibujar en un trozo de periódico, Un poco después me confesó que “en el cielo y bajito, había visto una cosa rara volando... que se parecía a un citröen tiburón plateado”. Era el día de los Inocentes y, por supuesto, no le creí. Pero la cosa empezó a escamarme, cuando, al día siguiente, continuó dibujando bocetos de lo que había visto en el cielo. Efectivamente tenía la forma estilizada de un citröen tiburón. Insistió durante tanto tiempo (varias semanas), que no tuve más remedio que creer que “había visto algo extraño en el cielo” aquel día. Me preocupé de investigar y buscar información sobre algún fenómeno extraño visto aquel día en el cielo de Sevilla, pero... nada, no había nada extraño. Por eso dudé algunas veces de la veracidad... pero siguió insistiendo y pintando lo mismo durante mucho tiempo, pues uno de sus hermanos vino a vernos en verano y se lo contó y pintó. Y era siempre lo mismo. Demasiado tiempo para una broma, digo yo...
Otro más, pero lo recuerdo vagamente porque no presté atención, es el siguiente: Un amigo, cuñado de uno que tiene una tienda de deportes, y algo pedante este amigo, me dijo que yendo un día por un pueblo de Badajoz (que no recuerdo) de cacería y siendo muy temprano, de amanecida, al “entrar en un vallecillo” que estaba después de un cambio de rasante, vio una gran cantidad de “luces muy brillantes” en el suelo, “que despegaron todas al unísono” y se “elevaron y perdieron en el cielo” a una “velocidad asombrosa”. Le comenté que lo que había visto era un helicóptero, pero insistió en que eran varios y se movían a una velocidad enorme y en formación. Ello ocurrió hace unos 30 años, calculo yo.
Vivir para soñar.
CARIS
Gracias